Reflexiones cristianas para hoy 27 de Julio
En esta oración, dirigida al "Señor de toda humildad y compasión", se nos invita a buscar la guía y fortaleza divina para servir a los demás con humildad y amor genuino. Filipenses 2:3-4 nos enseña a considerar a los demás como más importantes que nosotros mismos, priorizando su bienestar y felicidad sobre los nuestros.
Al orar de esta manera, reconocemos la necesidad de la dirección de Dios para cultivar corazones humildes y dispuestos a servir. Pedimos que Él nos ayude a abandonar el egoísmo y la autosuficiencia, para que podamos imitar el ejemplo de Cristo, quien vino a la tierra no para ser servido, sino para servir y dar Su vida en rescate por muchos.
En resumen, esta oración nos llama a seguir el ejemplo de Cristo en el servicio desinteresado y humilde hacia los demás, buscando siempre su bienestar y felicidad por encima de los nuestros, en obediencia al mandato de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Decir "Amén" al final de la oración no es solo una formalidad, sino un compromiso sincero de permitir que Dios moldee nuestros corazones y actitudes. Es un reconocimiento de nuestra dependencia de Su gracia y poder para vivir de acuerdo con Su voluntad, sirviendo a los demás con la misma humildad y compasión que Él nos muestra continuamente.
Deja una respuesta